En el año 710 fallece el rey visigodo Witiza, se produce un enfrentamiento entre dos facciones de los visigodos: por un lado Ágila, hijo de Witiza, apoyado por sus hermanos y su tío Oppas, arzobispo de Sevilla, descendientes de Wamba, y por otro lado Don Rodrigo, duque de la Bética, descendiente de la familia de Chindasvinto. Las guerras civiles eran frecuentes entre los godos, ya que su monarquía era electiva y no hereditaria. Tras un breve batalla vencen las huestes de Don Rodrigo, proclamándose rey en Toledo.
Unidos por el complot Don Julián, Ágila y Muza deciden que ha llegado la hora de la incursión (en principio). En el año 711 Muza envía un grupo de unos 12.000 hombres, en su mayoría bereberes, al mando de Tarik. Cruzan el estrecho con las naves de Don Julián y desembarcan en Gribaltar (Chabal Tarik, “roca de Tarik”).
Don Rodrigo está en el Norte sofocando la enésima revuelta de los vascones, cuando es avisado del desembarco. Cruza la península a uña de caballo reclutando por el camino todas la tropas que puede, incluidos los partidarios de Ágila y Sisberto (hermano de éste). El número de las tropas godas era cercano a los 40.000 hombres.
Se encuentran en las cercanías del río Guadalete, cuando Tarik ya ha conquistado alguna plaza. Confiado en su superioridad numérica Don Rodrigo lanza su caballería pesada contra los musulmanes y deja las alas del ejército al mando de Ágila y Sisberto. En un principio la caballería goda hace retroceder a los invasores, pero tras unos momentos de euforia, la caballería de Tarik, más ligera y maniobrabable, logra zafarse de su enemigo. El rey ordena el ataque de las alas de su ejército, pero para su sorpresa, los partidarios de Ágila abandonan el campo de batalla.
La venganza de Don Julián estaba tomando cuerpo. Los arqueros a caballo musulmanes empiezan a hacer estragos en las filas godas y tras varios días de batalla el rey es derrotado. Se cree que Don Rodrigo falleció en el combate aunque su cuerpo nunca se encontró, pero quien pudo escarpar fue Pelayo (en otra historia hablaremos de él). Los musulmanes obtuvieron la victoria y un preciado botín, el tesoro real. Ágila y los suyos ya se frotaban las manos pensando en recuperar el trono, ya que el acuerdo consistía en que Tarik y los suyos tomarían el preciado botín y tras alguna escaramuza más regresarían al Norte de África. Pero Muza tenía otros planes, conquistar la península y llegar hasta Damasco rodeando el Mediterráneo.