lunes, 26 de octubre de 2015

MAHOMA . VIDA.

Mahoma, según los musulmanes, es el último profeta de una larga lista de personajes escogidos por Dios, Allah, para transmitir al resto de los hombres su mensaje divino, el camino de la salvación, pero, aparentemente debido a nuestra condición humana lo olvidamos muy rápido. Varios han sido éstos mensajeros, en varias épocas, pero en el mismo lugar: El Medio Oriente, el “Ombligo del Mundo”, el punto de unión entre los tres continentes: África, Asia y Europa.
Representación del nacimiento de Mahoma, en donde él y su madre , Amina,
aparecen con los rostros cubiertos, y de la cabeza del profeta,
una llama que representa su divinidad, al estilo de las aureolas cristianas.
Mahoma nace, alrededor del año 570, en el seno de una honorable familia de la poderosa tribu Quraysh que controla toda el área de la Meca y en ella, La Kaaba, para ese entonces, en la cultura pre-islámica, el principal centro de culto. Huérfano de padre desde su nacimiento, Amina, su madre, lo envía desde muy joven a vivir en el desierto con los beduinos, como era costumbre, para que aprendiese de las tradiciones y desarrollara el carácter, en la severidad del desierto. Es allí, en donde él tiene su primer encuentro con el arcángel Gabriel, si, el mismo de María y también el de Noé, Abraham, Daniel, Zacarías y Jesús, o sea, el mensajero de Dios, al muy buen estilo de Hermes, el dios griego. Mahoma siendo aun muy joven se le aparece el arcángel y le introduce su mano en el pecho, le extrae el corazón y se lo limpia de pecado y tentación, todo eso ante los ojos incrédulos de sus amigos. Esta será la primera vez de muchas en la que el arcángel estará a su lado.
Mahoma, al lado del arcángel Gabriel, visita el infierno, para ser testigo
del castigo que se le aplica a las mujeres que osan llevar el cabello
suelto y así tentar  la lujuria de los hombres.
Poco se sabe de Mahoma, más allá de ese evento, excepto que trabajó como comerciante para su tío, quien estaba encargado de criarlo y alimentarlo, desde la temprana muerte de su madre. Es ejerciendo esa profesión que Mahoma conoce a Jadiya, la que ha de convertirse en su primera esposa, ella es una acaudalada viuda de 40 años y él su joven asistente de 25. Desde el punto de vista actual, algo inconcebible para una mujer, en la ortodoxia del islam: heredar, trabajar y volverse a casar. Pero no sólo eso, cuando Mahoma tiene su siguiente encuentro con el arcángel Gabriel, y éste le anuncia que ha sido escogido para servir de mensajero divino, ella es la primera conversa y por ende es considerada “La Madre del Islam”, financiando a Mahoma en la propagación de la nueva doctrina, una que sólo cree en un Dios, Allah, y ha de convertirse junto a la judía y a la cristiana en las tres religiones monoteístas más importantes del Mundo.
Mahoma recibe las revelaciones del arcángel Gabriel en la cueva Hira,
en La Meca, en el año 610, evento que da inicio al Ramadán.

El matrimonio fue feliz y monógamo por 25 años, algo muy raro para la época, pero es la tradición que un hombre se puede casar tantas veces quiera, siempre y cuando, pueda mantener a todas sus mujeres al igual que a la primera. En el caso de Mahoma es Jadiya la del dinero. Tuvieron seis hijos. A su muerte, en el 619, Mahoma queda desbastado, siendo conocido ese evento como “El Año de los Dolores” y la coloca a ella en el rango de las Cuatro Mujeres más Perfectas junto a: Miriam, la hermana de Moisés, María, la madre de Jesús y Fátima, su hija adorada, esposa de Alí. A lo largo de su vida Mahoma se casa por los menos doce veces más, siendo la más importante de éstas esposas, la tercera, Aisha, cuarenta años menor que él, quien a pesar de no haberle dado hijos, es la fiel heredera de su legado.
Mahoma predica la nueva fe, el monoteismo y la adoración a Allah.

Al año siguiente Mahoma es elevado a los cielos y es transportado desde La Meca a Jerusalén, evento que se conoce como Isra y Miraj, muy parecido a la "Transfiguración" de Jesús días antes de la crucifixión. En el cielo, Mahoma se reúne con los profetas anteriores: Abraham, Moisés, Noé y Jesús, entre otros, para reiterarle su función como profeta divino y mensajero de Allah, y al caer, lo hace nada más y nada menos que en el centro de la montaña Moira, en pleno corazón de Tierra Santa, donde antes había estado erigido El Templo Judío, razón por la cual los musulmanes después construyen allí El Domo en la Roca, para conmemorar el milagroso evento y generar, sin intención, un gran roce entre ambas religiones.
El Isra y la MirahMahoma sube al cielo guiado por el arcángel Gabriel.
La propagación de la nueva fe no fue tarea fácil y las luchas fueron constantes, Mahoma era considerado hereje, y en consecuencia, debía ser perseguido y destruido. Para los líderes de la tribu, atentaba en contra de lo preestablecido y al profetizar el monoteísmo afectaba la peregrinación a La Kaaba, para ese entonces centro de culto de los muchos dioses de la zona, alrededor de unos 360, y en consecuencia negativo para el negocio, en una época en donde el “turismo religioso” era la práctica común de todas las religiones. Esta persecución sistemática conllevó a La Hégira, migración masiva de Mahoma y sus seguidores, a la ciudad de Medina, para salvar sus vidas, predicar el islam y aumentar el número de fieles para el contraataque. La Hégira, acaecida en el año 620, representa el primer año del calendario musulmán.
Mahoma coloca "La Piedra Negra" en una de las esquinas externas de La Kaaba.
Muchas fueron las peripecias, para poder sobrevivir, junto a su creciente séquito, hasta su triunfal regreso a La Meca, diez años después. La verdadera fe triunfó y el arcángel Gabriel ayudó en varias oportunidades. Mahoma de inmediato entró en La Kaaba, sacó todos los ídolos que contenía y cerró sus puertas para evitar más idolatría, excepto por "La Piedra Negra" (un meteorito), mítico regalo de Allah a los humanos, que vincula al Cielo y a la Tierra y que está en la actualidad en uno de los extremos exteriores de La Kaaba. Rápidamente la fe islámica, adaptada a la idiosincrasia particular de cada tribu, para extenderse de tal manera y tan rápido, que entró en conflicto directo con la otra fe en expansión: el cristianismo.
Mahoma y La Kaaba, en La Meca, como el centro del islamismo.
En esta imagen representado como debe ser, con el rostro cubierto.
Si uno profundiza un poco más, encuentra un gran paralelismo entre la vida de Jesús y la de Mahoma, pero una de las grandes diferencias existentes entre ambos es la reiteración del profeta del islam, en ser considerado tan sólo un mensajero divino, para evitar así, según él, el error de los seguidores de Jesús, y la tergiversación del mensaje celestial, al transformarlo en hijo de Dios. Pero a pesar de su esfuerzo y las precauciones que tomó, al insistir que ninguna imagen de él fuera representada, algunas se hicieron y aunque en muchas de ellas sale con un velo sobre su rostro, él, Mahoma, es idolatrado.