Este es el caso de alfil, que procede del árabe al ‘el’ y fīl ‘elefante’, tomado a su vez del persa pīl ‘elefante’, porque en el primitivo juego del ajedrez esta pieza era representada por dicho animal. En la imagen se puede ver un alfil del siglo XV con dos puntas en las que aún se pueden reconocer los colmillos. La hendidura del alfil moderno es un vestigio de esta antigua forma.
Como es sabido, el ajedrez se originó en la India. Desde allí se difunde a los países vecinos, incluida Persia, donde lo encontrarán los árabes, que lo llevarán hasta el Magreb y Al-Andalus. Al traer el juego también trajeron consigo las palabras para nombrar a las piezas. Nada más lógico.
Como es sabido, el ajedrez se originó en la India. Desde allí se difunde a los países vecinos, incluida Persia, donde lo encontrarán los árabes, que lo llevarán hasta el Magreb y Al-Andalus. Al traer el juego también trajeron consigo las palabras para nombrar a las piezas. Nada más lógico.