martes, 30 de noviembre de 2010
EVOLUCIÓN DE LA CALIGRAFÍA ÁRABE
Aunque la caligrafía árabe conoció el caligrama desde antiguo, lo cierto es que en época otomana cobró una nueva autonomía artística al entenderse como cuadro en sí mismo y como forma específica con infinidad de posibilidades. Desde los primeros ensayos figurativos del siglo XVII, artistas de la talla de Raqim, el Miguel Ángel o el Rafael de la caligrafía árabe, como llegó a llamársele, no se contentan con indicar hasta el extremo las posibilidades pictóricas y figurativas de las letras y formas del alifato, sino que dan un salto más y transforman la caligrafía en un instrumento eminentemente figurativo, dando paso a la etapa dorada del caligrama árabe entre los siglos XVIII y XX, no sólo en Turquía, sino inmediatamente después en Irán y en los países árabes contemporáneos. Después de Raqim, al menos, todo calígrafo árabe que se precie ha de incluir en su obra y en su curriculum vitae algún divertimento caligramático, más o menos original, inspirado en sencillos objetos de la naturaleza, humanos o cotidianos. Los más comunes serán aves, u otros animales (leones, camellos, caballos, etc.), frutos, barcos, lámparas, y otra clase de objetos de perfil no demasiado complejo, arquitecturas, rostros y cuerpos humanos en diferentes actitudes.