“Existe todavía una idea preconcebida de lo que es ser español. Y se fomenta. Ser español es ser blanco, educado, de clase media y que te guste la paella y el fútbol; que por cierto, me gustan. Pero en esa ecuación no entra ser negro”.
domingo, 17 de diciembre de 2017
YO TAMBIÉN SOY ESPAÑOL
Ser español ya no es lo que era. La respuesta estereotipada
—blanco, católico y bajito— es cada vez menos realista. Era válida no
hace tanto: España, país emigrante en casi toda su Historia reciente,
albergó siempre una sociedad homogénea, poco habituada a lo diferente.
Cuando lo diferente llegó, se les identificó sin rodeos: inmigrantes. Llegaron de forma masiva y en un período de tiempo mucho menor que en otros países europeos. Se asentaron, se incorporaron al mundo laboral y tuvieron hijos. Hijos españoles.
En
la mayoría de países de nuestro entorno, existen ya terceras y cuartas
generaciones de inmigrantes. En España el fenómeno comienza a dejarse
ver. Los chicos y chicas españoles de familia inmigrante que hoy
recorren la veintena, son la punta de lanza de un nuevo paisaje social,
mucho más variado y diverso. Asoman ya en casi todos los segmentos y
sectores de la sociedad y están poniendo patas arriba el concepto de ser
español.
“Existe todavía una idea preconcebida de lo que es ser español. Y se fomenta. Ser español es ser blanco, educado, de clase media y que te guste la paella y el fútbol; que por cierto, me gustan. Pero en esa ecuación no entra ser negro”.
“Existe todavía una idea preconcebida de lo que es ser español. Y se fomenta. Ser español es ser blanco, educado, de clase media y que te guste la paella y el fútbol; que por cierto, me gustan. Pero en esa ecuación no entra ser negro”.