Mahoma nace, alrededor del año 570, en el seno de una honorable familia de la poderosa tribu Quraysh que controla toda el área de la Meca y en ella, La Kaaba,
para ese entonces, en la cultura pre-islámica, el principal centro de
culto. Huérfano de padre desde su nacimiento, Amina, su madre, lo envía
desde muy joven a vivir en el desierto con los beduinos, como era
costumbre, para que aprendiese de las tradiciones y desarrollara el
carácter, en la severidad del desierto. Es allí, en donde él tiene su
primer encuentro con el arcángel Gabriel, si, el mismo de María y
también el de Noé, Abraham, Daniel, Zacarías y Jesús, o sea, el
mensajero de Dios, al muy buen estilo de Hermes, el dios griego. Mahoma siendo
aun muy joven se le aparece el arcángel y le introduce su mano en el
pecho, le extrae el corazón y se lo limpia de pecado y tentación, todo
eso ante los ojos incrédulos de sus amigos. Esta será la primera vez de
muchas en la que el arcángel estará a su lado.
Mahoma, al lado del arcángel Gabriel, visita el infierno, para ser testigo del castigo que se le aplica a las mujeres que osan llevar el cabello suelto y así tentar la lujuria de los hombres. |
Poco se sabe de Mahoma, más allá de ese evento,
excepto que trabajó como comerciante para su tío, quien estaba encargado
de criarlo y alimentarlo, desde la temprana muerte de su madre. Es
ejerciendo esa profesión que Mahoma conoce a Jadiya, la que ha de
convertirse en su primera esposa, ella es una acaudalada viuda de 40
años y él su joven asistente de 25. Desde el punto de vista actual, algo
inconcebible para una mujer, en la ortodoxia del islam: heredar,
trabajar y volverse a casar. Pero no sólo eso, cuando Mahoma tiene
su siguiente encuentro con el arcángel Gabriel, y éste le anuncia que
ha sido escogido para servir de mensajero divino, ella es la primera
conversa y por ende es considerada “La Madre del Islam”, financiando a Mahoma en
la propagación de la nueva doctrina, una que sólo cree en un Dios,
Allah, y ha de convertirse junto a la judía y a la cristiana en las tres
religiones monoteístas más importantes del Mundo.
Mahoma recibe las revelaciones del arcángel Gabriel en la cueva Hira, en La Meca, en el año 610, evento que da inicio al Ramadán. |
El matrimonio fue feliz y monógamo por 25 años, algo muy raro para la
época, pero es la tradición que un hombre se puede casar tantas veces
quiera, siempre y cuando, pueda mantener a todas sus mujeres al igual
que a la primera. En el caso de Mahoma es Jadiya la del dinero. Tuvieron
seis hijos. A su muerte, en el 619, Mahoma queda desbastado,
siendo conocido ese evento como “El Año de los Dolores” y la coloca a
ella en el rango de las Cuatro Mujeres más Perfectas junto a: Miriam, la hermana de Moisés, María, la madre de Jesús y Fátima, su hija adorada, esposa de Alí. A lo largo de su vida Mahoma se
casa por los menos doce veces más, siendo la más importante de éstas
esposas, la tercera, Aisha, cuarenta años menor que él, quien a pesar de
no haberle dado hijos, es la fiel heredera de su legado.
Mahoma predica la nueva fe, el monoteismo y la adoración a Allah. |
Al año siguiente Mahoma es elevado a los cielos y es transportado desde La Meca a Jerusalén, evento que se conoce como Isra y Miraj, muy parecido a la "Transfiguración" de Jesús días antes de la crucifixión. En el cielo, Mahoma se
reúne con los profetas anteriores: Abraham, Moisés, Noé y Jesús, entre
otros, para reiterarle su función como profeta divino y mensajero de
Allah, y al caer, lo hace nada más y nada menos que en el centro de la
montaña Moira, en pleno corazón de Tierra Santa, donde antes había
estado erigido El Templo Judío, razón por la cual los musulmanes después construyen allí El Domo en la Roca, para conmemorar el milagroso evento y generar, sin intención, un gran roce entre ambas religiones.
El Isra y la Mirah, Mahoma sube al cielo guiado por el arcángel Gabriel. |
La propagación de la nueva fe no fue tarea fácil y las luchas fueron constantes, Mahoma era
considerado hereje, y en consecuencia, debía ser perseguido y
destruido. Para los líderes de la tribu, atentaba en contra de lo
preestablecido y al profetizar el monoteísmo afectaba la peregrinación
a La Kaaba, para ese entonces centro de culto de los muchos
dioses de la zona, alrededor de unos 360, y en consecuencia negativo
para el negocio, en una época en donde el “turismo religioso” era la
práctica común de todas las religiones. Esta persecución sistemática
conllevó a La Hégira, migración masiva de Mahoma y sus
seguidores, a la ciudad de Medina, para salvar sus vidas, predicar el
islam y aumentar el número de fieles para el contraataque. La Hégira, acaecida en el año 620, representa el primer año del calendario musulmán.
Mahoma coloca "La Piedra Negra" en una de las esquinas externas de La Kaaba. |
Muchas fueron las peripecias, para poder sobrevivir, junto a su
creciente séquito, hasta su triunfal regreso a La Meca, diez años
después. La verdadera fe triunfó y el arcángel Gabriel ayudó en varias
oportunidades. Mahoma de inmediato entró en La Kaaba, sacó
todos los ídolos que contenía y cerró sus puertas para evitar más
idolatría, excepto por "La Piedra Negra" (un meteorito), mítico regalo
de Allah a los humanos, que vincula al Cielo y a la Tierra y que está en
la actualidad en uno de los extremos exteriores de La Kaaba.
Rápidamente la fe islámica, adaptada a la idiosincrasia particular de
cada tribu, para extenderse de tal manera y tan rápido, que entró en
conflicto directo con la otra fe en expansión: el cristianismo.
Mahoma y La Kaaba, en La Meca, como el centro del islamismo. En esta imagen representado como debe ser, con el rostro cubierto. |
Si uno profundiza un poco más, encuentra un gran paralelismo entre la vida de Jesús y la de Mahoma,
pero una de las grandes diferencias existentes entre ambos es la
reiteración del profeta del islam, en ser considerado tan sólo un
mensajero divino, para evitar así, según él, el error de los seguidores
de Jesús, y la tergiversación del mensaje celestial, al transformarlo en
hijo de Dios. Pero a pesar de su esfuerzo y las precauciones que tomó,
al insistir que ninguna imagen de él fuera representada, algunas se
hicieron y aunque en muchas de ellas sale con un velo sobre su rostro,
él, Mahoma, es idolatrado.
Escrito por Jorge Lucas Alvarez Girardi